Hora de definiciones y de celebraciones

A las puertas del inicio del periodo festivo de fin de año, una serie de hechos políticos, y la persistente crisis económica en El Salvador mantiene el llamado “espíritu navideño” por ahora en un segundo plano. En efecto, las angustias de la población en estos días tienen que ver con el disparo de precios de la canasta básica, el elevado precio de la energía y los servicios básicos, además de las dificultades de la poblacion para conseguir empleo digno, lo que hace recaer cada vez más a las familias en la dependencia de remesas desde el exterior o el endeudamiento familiar, como cada dia lo vienen señalando los medios de prensa.

En materia de finanzas públicas, el presupuesto general de la nación sigue sin aprobarse y discutirse en el parlamento; presumiblemente el oficialismo pretenderá aprobarlo esta semana en la útima sesión del año, lo que significa casi con seguridad un presupuesto oscuro, no solo desfinanciado sino aprobado de espaldas al conocimiento de quien será sin duda el principal afectado, el pueblo salvadoreño. El mismo pueblo que deberá pagar los platos rotos de la falta de fondos para el pago de 1.200 millones de dólares de deuda de corto plazo, que vence a inicios del próximo año. Entre tanto los criptoactivos prueban seguir siendo un fracaso como inversión para este gobierno, que usa para ello fondos públicos. Pero son una solución para empresas cuestionadas por la justicia de EEUU por sus manejos de los criptoactivos, que hoy se establecen en El Salvador para gozar de las garantías que no podrían tener en cualquier país con leyes más rigurosas respecto del lavado mediante criptoactivos.

Al mismo tiempo aparecen en el horizontre puntos de quiebre que engarzan dos serios problemas para el actual régimen, la economía y las relaciones exteriores. Por un lado, la crecientemente deteriorada relación con la administración Demócrata de los Estados Unidos, y por el otro la incapacidad del gobierno salvadoreño para demostrar de algún modo que invierte dinero en obras. Dinero que no ha invertido sino que ha desaparecido en el agujero negro de la mala administración y la corrupción del Ejecutivo y sus socios.

En esta semana el presidente pretendió no solo inaugurar una obra como si la hubiese gestionado con fondos propios de El Salvador y como si fuese producto de su gestión, presentándolo, como es su costumbre, como algo que los gobiernos anteriores no habrían hecho (ni querido hacer). De modo que el presidente miente adjudicándose obras que no realiza, al tiempo que miente acerca de una inversión no realizada, pero al llevar tan pésimas relaciones con la actual administración estadounidense, el tema colapsa cuando, inmediatamente después de autoadjudicarse el crédito de la obra en el discurso inaugural, y además haber criticado sin datos verificables, los aportes de agencias internacionales como la USAID y Fomilenio, desde la  embajada de EEUU emiten una comunicación oficial en redes sociales, desmintiendo al presidente y recordando que los fondos provenían de la cooperación de aquel país.

Las diferencias del gobierno salvadoreño con la adminstración Demócrata se profundizan y hoy lo refleja en sus palabras el antiguo delegado de Biden para el triángulo norte de C.A., que ahora pasó a ser asesor adjunto principal de la Oficina del Hemisferio Occidental, Ricardo Zúñiga.  El funcionario deja claro en una entrevista publicada por LPG, que EEUU no tiene intención de pelearse con el ocupante del sillón presidencial salvadoreño, sino que busca recomponer la relación. Advierte, sin embargo, que las acciones de ataque verbal y en redes contra funcionarios de EEUU van a tener consecuencias en la relación. En la misma entrevista deja claro que los fondos negociados con el FMI continúan a una considerable distancia de ser aprobados. De tal modo que las contradicciones entre el régimen salvadoreño y el ala Demócrata de EEUU, hoy en la Casa Blanca, está repercutiendo directamente en la economía de la familia salvadoreña.

Dejamos claro que no se trata de una cuestión de antiimperialismo por parte del autoritario régimen gobernante, ni siquiera de un afán soberanista. Nada  de eso. Con este sector del establishment la burguesía ascendente en El Salvador tiene contradicciones que no tenía con Trump y los Republicanos, y allí reside todo el conflicto.  Zuñiga es transparente en asociar también las buenas relaciones entre los gobiernos con la posibilidad de que lleguen inversiones al país, LPG: “Segundo, como comenté antes, estamos muy preocupados por el rumbo económico del país. Para eso hay que enfocarse en lo fundamental y, vuelvo al asunto, poner en riesgo la relación bilateral con su mayor socio económico no nos parece que va a fortalecer la confianza ante los inversionistas.

A la par de estas controversias, las expresiones de autoritarismo gubernamental tampoco cesan. Este domingo, un empleado de una fraccción opositoria de la asamblea legislativa fue dejado en libertad después de haber pasado más de 72 horas detenido en bartolinas policiales por haber obedecido órdenes de sus superiores de retirar documentos de los curules del grupo parlamentario para el cual labora, dejados adrede en esos curules por un provocador devenido en diputado oficialista. Los absurdos cargos que la fiscalía impuesta por el gobierno presentó serán ventilados esta semana entrante, pero el juez intimó la libertad del detenido al considerar, con toda razón, que no existía mérito alguno para privarlo de libertad. Pero así opera esta banda de lúmpenes y matones que conforman la llamada bancada cian y por eso lo destacamos.

No es solo el hecho  de ser inútiles desde el punto de vista de su capacidad legislativa, sino que además han transformado el recinto legislativo en una fortaleza militarizada dedicada a intentar intimidar mediante la fuerza policial a cualquier persona, trabajador del órgano legislativo o ciudadano que intente realizar cualquier gestión en el congreso. La misma operación realizan con las y los trabajadores de prensa legalmente autorizados y hasta el sindicato de trabajadores del primer órgano de estado permanece bajo acoso, sus dirigentes y afiliados ni siquiera pueden realizar libremente sus actividades porque hasta de local sindical los ha privado el encargado de un parlamento que pasó a ser una extensión presidencial.

No es la única forma de acoso. Cuando el sistema de utilizar la fuerza policial al servicio de sus intereses no parece necesario o recomendable entonces, al mejor estilo de sus socios pandilleros, dedican sus esfuerzos a acosar a trabajadores de prensa de medios que consideran opositores. Lo atacan a través de las redes sociales. Eso es lo que sucedió con un periodista de EDH, durante la plenaria de la semana anterior, a quien los diputados que se supone están allí para debatir leyes e inciativas a favor del pueblo, se dedicaron a subir imágenes con epítetos denigrantes o burlescos del trabajador realizando su función de fotoreportero.

En materia de DDHH también este fin de semana se registraron manifestaciones de solidaridad con presas y presos políticos frente a las cárceles donde el régimen los retiene. Los familiares, compañeros y amigos de las detenidas en Cárcel de Mujeres de Ilopango, y los detenidos en el Centro Penal de Mariona, denunciaron las arbitrariedades y el carácter ilegal de las detenciones.

Pero mientras la vida y el sufrimiento del pueblo salvadoreño continúa enfrentando las calamidades propias de este gobierno, otros hechos políticos tuvieron lugar y ocuparon cierta relevancia en la prensa impresa, porque tendrán sin duda una consecuencia de calado en la vida política futura del país.

La convención del FMLN

La semana pasada decíamos que el régimen (y el imperio) fracasó en su intento de destruir al FMLN (aunque lo seguirán intentando). Esto se demostró en la última marcha de protesta que tuvo lugar el domingo anterior. Exactamente una semana más tarde, este domingo 19 de diciembre, el partido de izquierda llevó a cabo su XL Convención Nacional Ordinaria. Una obligación legal y estatutaria, pero que esta vez representaba mucho más que cualquier aspecto formal que pudieron tener convenciones anteriores.

En esta convención el FMLN llegaba con bajos números en respaldo popular, según lo que indican distintas encuestas de opinión, pero sobre todo llegaba con un desafío de gran escala: continuar el proceso de reorganizar sus fuerzas, recomponerlas, promover el trabajo unitario y, a partir de esa construcción cotidiana, de retorno permanente a las fuentes originales que son las mayorías populares, definir con firmeza el rumbo revolucionario y la línea de acción política que nos lleve a reconquistar la confianza del pueblo.

El objetivo era que sobre todo, a partir de alli, el FMLN vuelva a ser un fuerza propositiva, clarificadora, organizadora colectiva, que acompañe al pueblo en esta lucha contra un enemigo con varias cabezas; la cabeza de la nueva burguesía consolidada en la administración del Estado desde el Ejecutivo; la cabeza de la oligarquía rancia y tradicional en contradicción transitoria con el sector hegemónico de la burguesía; y la cabeza del imperialismo, que da muestras cotidianas de injerencismo y de formas más o menos abiertas de intervencionismo.

Todos los anteriores son y han sido siempre enemigos del pueblo.  Pueden variar sus discursos hacia un populismo demagógico en ocasiones, y otras trazar un profundo y radical rumbo neoliberal montados sobre un sistema político despótico.Pueden cambiar la cara, el disfraz, las apariencias pero siguen siendo los enemigos del pueblo.

A esta convención llegaron más de 400 convencionistas de todo el país y del exterior. El clima era tenso, pero había razones que habían prefabricado ese clima, en gran parte de manera artificial. Lo que se hizo fue ir “calentando el ambiente”, moviendo en redes sociales supuestos “pedidos de cabeza” de compañeros de la dirección del partido, todo ello escondidos detrás del anonimato cobarde de hojas sin firmas, con denuncias sin pruebas, solo escudados en un escueto “militantes en el exterior”. 

Lo cierto es que a lo largo de las jornadas previas a la convención se fue agitando ese fantasma de rupturas inminentes, que solo parecen servir a los mismos que un poco más arriba hemos definido como los enemigos del pueblo. A ellos y solo a ellos les conviene ver un FMLN roto en pedazos inútiles, que resulte incapaz para enfrentar las batallas políticas que se aproximan.

Lo que no querían (no quieren) los instigadores desde dentro y desde fuera de esas visiones era un FMLN capaz de recomponer sus fuerzas políticas, sociales y territoriales, de la mano de una línea integradora pero combativa y firme frente a aquellos enemigos del pueblo. Esa perspectiva no le interesa a quienes propugnaban el fraccionamiento y la división, o la ruptura. Esos sectores que parecen obsecados en focalizarse en un solo enemigo, como si los demás descansaran mientras se lucha contra el gobierno.

Pero aún con todas las debildiades que el FMLN todavía no logra superar, hay una característica muy esperanzadora, y es la enorme y mayoritaria línea unitaria que ayer prevaleció en la reunión de la máxima autoridad partidaria. Esa unidad es esencial para poder avanzar en la construcción del proyecto alternativo y revolucionario que sigue pendiente desde los días de los Acuerdos de Paz. No hablamos aquí de la unidad idílica, ni de aquella pegada con chile que nos advertia Schafik, sino de la unidad en objetivos, aceptando la diversidad pero claros en los planteamientos estratégicos y en los pasos a dar para avanzar juntos.

Sin duda falta mucho aún. En realidad el trabajo recién comienza y será mucho lo que habrá que hacer; tampoco los tiempos nos favorecen, porque mientras nos recuperamos a lo interno, el pueblo sigue sufriendo la profundización de la crisis y reclamará alli la compañía del partido, la experiencia y capacidad del FMLN en la lucha organizada.

Por eso no hay tiempo que perder; avanzar, reconstruir sobre bases sólidas, dar espacios a los nuevos actores sociales que surgen desde el pueblo, a nivel juvenil, de género, medioambiental, del derecho a la vida y a la seguridad, porque la gente se está organizando también por sus desaparecidos; la defensa más amplia del respeto a los derechos humanos en todas sus formas; estar atentos y atentas a cada nueva expresión de lucha para entenderla y acompañarla es hoy una misión fundamental para poner al partido siempre a la altura de las nuevas exigencias políticas y sociales.

El partido sale fortelacido de la XL convención ordinaria, y queda claro que quienes reclamaban que no había estrategia, que no había línea, se quedaron sin argumentos, mas allá del ruido que provocaban y seguirán quizás provocando en las redes sociales. Pero hoy no es el momento de cantar victoria, porque no la ha habido, sino que se ha logrado un acuerdo importante de refortalecimiento del partido, de la reafirmación militante del carácter revolucionario y antiimperialista. Y esto se ha hecho desde el máximo organismo de dirección del FMLN. No es poca cosa. Pero tambien se consolidó nuestro carácter democrático: la democracia interna funcionó en la convención. La voluntad de la mayoría, ejercida a partir de los debates desarrollados se expresó en el resultado y el documento final aprobado.

Hoy se definió el camino a seguir, Que cada uno defina, desde sus propia conciencia de militante su decisión de acompañar y unirse con voluntad, creatividad y disciplina consciente a esta etapa que busca ser superadora. A quienes se sientan desmoralizados porque sus tesis no prosperaron, les decimos que reflexionen, que este es un partido de luchadoras y luchadores, que no es perfecto pero que se ha ganado un espacio en el corazón de este pueblo, más allá de campañas de percepción, de distorsión o de encuestas interesadas. Trabajemos juntos los que podamos y queramos, y quien no, que al menos evite contribuir a hacer realidad las tesis del enemigo del pueblo, que solo respirará tranquilo cuando vea a  ese pueblo sin un referente histórico de lucha, conciencia y organización.  

Mientras el FMLN siga en pie de lucha, siga renovándose, siga buscando siempre su fuente de vida, que son las mayorías populares, los enemigos del pueblo seguirán teniendo que dormir con un solo ojo. Por eso se empeñaron tanto en hacernos creer que estábamos muertos. Ellos necesitaban que eso fuera cierto o que la gente se lo creyera,  para poder dormir tranquilos, explotando de mil maneras a las mujeres y hombres laboriosos de este rincón del planeta llamado El Salvador. Por eso los resultados de la XL Convención Nacional del FMLN son una buena noticia para el pueblo y una mala noticia para sus enemigos.

Elecciones en Chile

Chile hoy es una fiesta de pueblo, como lo fue hace pocos días Venezuela  y Honduras, y antes Nicaragua, y antes Perú y Bolivia, y aún antes México. En cada caso en los últimos tiempos diversas expresiones de izquierda de América Latina han llegado al gobierno por la vía electoral. Muchos se apresuran, en su alegría, a definir el proceso como un nuevo periodo progresista, sin detenerse demasiado en los detalles cualitativamente distintos, y particularmente en la experiencia acumulada por el enemigo imperial a lo largo de estos años para diseñar nuevas armas y estrategias destinadas a desmantelar los intentos de modificar correlaciones de fuerzas a nivel estratégico continental.

Pero será mejor empezar por analizar la situación de Chile. En primer lugar, podemos afirmar que hay dos triunfos para celebrar, el primero  y elemental, es que se derrotó el peligro fascista que amenazaba  todo el escenario de luchas y victorias del pueblo chileno acumulado en al menos dos años de movilización y lucha de calle, a lo que se suma los diversos procesos organizativos previos que fueron generando el andamiaje sobre el cual fueron posible las manifestaciones de lucha y rebeldía de 2019.

Detener el avance del fascismo era tarea número uno y se logró. Felicidades a ese pueblo decidido. Sin duda el alto componente de participación popular tiene que ver directamente con esta amanaza que el pueblo percibía. La masividad a las urnas fue la respuesta del pueblo a la oligarquía, a los fascistas y sus amenazas.  Esa energía y masividad logró neutralizar la otra maniobra de la derecha, impedir el voto obstaculizando el transporte. Otra derrota para los sectores reaccionarios y antidemocráticos.

La segunda victoria no parece tener tanto que ver con que un candidato de izquierda haya ganado,  porque en realidad la alianza que lo lleva al triunfo en esta segunda vuelta, los “matices” cada vez mas “centristas”(es decir, más de derecha) en el discurso de Boric, demostraban las concesiones que ese comando de campaña había ido haciendo para garantizar la victoria.

Por lo tanto, es difícil pensar en Boric como en otro Allende; en primer lugar porque Chile y su sociedad tampoco es  la de 1970, pero sobre todo porque su programa  tiene mucho más que ver con aquella convergencia de fuerzas de seudo izquierda y de derecha en que se convirtió la famosa Concertación en sus diversas manifestaciones y etapas, que con un programa radical de cambios. Se trata de la llegada al gobierno de un sector socialdemócrata al que en todo caso acompaña,  el Partido Comunista y otra fuerzas consecuentes del campo popular.

De modo que si esperáramos de la adminstración Boric un cambio trascendental en Chile, un paso a un movimiento transformador revolucionariamente hablando de las condiciones sociales, politicas y materiales de vida de las grandes mayorías, estaríamos posiblemente frustrados en nuestras esperanzas en muy corto tiempo. El tiempo necesario para que las presiones de sus socios de la derecha en la alianza cobren efecto.

Pero, sin embargo, hay una razón mucho más importante para la alegría que el solo hecho de que “el progresismo” llegue a La Moneda, y es que si con Kast peligraba el proceso Constituyente llamado a enterrar para siempre la ley suprema del pinochetismo, con Boric, ese proceso se garantiza, porque se respetará, y a partir de ese hecho, toda la lógica política del periodo se trastoca.

Hoy el empuje de la gente en las calles, la alegría del triunfo, la felicidad de haber derrotado a los verdugos del pueblo, debería dar paso a mayores niveles de organización popular para presionar en la dirección correcta, para que la Constituyente cumpla su deber avanzando en las transformaciones esperadas y exigidas por la gente movilizada desde hace años. Esa posibilidad se abre de par en par y significa incluso que la subordinación del nuevo gobierno a la voluntad popular de la constituyente pueda modificar hasta su propia existencia, el periodo en el gobierno, los plazos o forma en que llegarán los representantes del pueblo al congreso, entre muchísmas otras posibilidades que se se abren con el resultado electoral de este domingo, ya sin hablar de los aspectos sociales y económicos que pudieran ser abordados por la nueva carta magna del pueblo.

Por eso vale la pena festejar, pero también la vale seguir luchando, movilizando y presionando desde la base para que este proceso florezca y continúe dando frutos. Si este proceso avanza en este sentido, Chile –que ya está en la mira de todos los pueblos de América- puede representar un novedoso cambio en formas y métodos de lucha frente  a fuerzas hegemónicas continentales que, sin duda, también estarán desde hoy mismo preparados desde la alianza de gobierno para poner frenos y obstáculos a la posibilidad real de que esta gestión se transforme en un gobierno auténticamente histórico.  

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