De norte a sur, mentiras y expansión de la pobreza

Desde EEUU hasta el extremo sur del continente americano, donde la derecha extremista se hace con el poder del Estado, va transformando sus países en elitistas burbujas de especulación y enriquecimiento para grupos oligárquico-financieros, poniendo los recursos naturales, económicos y humanos a su exclusivo servicio.

Donde ese cáncer social ha logrado aferrarse, por medio de votos, fraudes, violaciones constitucionales, o violencia institucionalizada, haciendo metástasis en un Estado corrompido, las manchas de pobreza extrema y multidimensional comienzan a extenderse con enorme rapidez, profundizando a niveles históricos la brecha entre ricos y pobres, a partir de la eliminación sistemática de programas sociales. Fondos que de una u otra forma terminan en manos del segmento más alto de la pirámide.

En cada uno de esos lugares, la mentira adopta la forma de maquillaje de cifras, con las cuales estos autoritarios gobernantes nos quieren hacer creer que cuanto peor estemos, más estaremos progresando. En realidad, mientras peor están las mayorías empobrecidas, mejor están las élites acumuladoras de riquezas nacionales.

Aunque con características diferenciadas por su carácter imperial, lo estamos viendo en Estados Unidos, donde los fanáticos de MAGA y su gobierno han aplastado beneficios sociales, cobertura médica y apoyo elemental para la supervivencia de sus comunidades más pobres y empobrecidas, afectando no solo la población migrante sino a amplios sectores abandonados a su suerte, sobre todo en los grandes centros urbanos del país.

El reciente cierre del gobierno por tiempo récord evidenció aún más esta situación, que se refleja en algunos datos de opinión, como la reciente encuesta de The Associated Press-NORC Center for Public Affairs Research, realizada después de las victorias demócratas en las elecciones intermedias, pero antes de que el Congreso pusiera fin al más largo cierre de gobierno en la historia de Estados Unidos.

Solo el 33% de los adultos estadounidenses aprueba la forma en que el presidente republicano gestiona el gobierno, una caída con respecto al 43% obtenido en una encuesta de AP-NORC realizada en marzo. El 68%, es decir, dos tercios de los republicanos, dijeron que aprueban la gestión del gobierno por parte del mandatario, una caída con respecto al 81% en marzo. La aprobación de los independientes cayó del 38% al 25%.

Aunque en EE. UU. los datos oficiales muestran una ligera disminución de la pobreza general, los análisis sugieren que factores como los aranceles, la inflación y la suspensión de ayudas empujan a más niños y familias a la pobreza. El comportamiento económico no ha logrado impedir un aumento de esos valores.

La tasa de pobreza oficial bajó ligeramente del 11.1% de 2023 al 10.6% en 2024, según la Oficina del Censo. Pero la amenaza de crecimiento de la pobreza infantil es latente. Algunas proyecciones estiman un aumento del 12% al 12.2% en la tasa de pobreza infantil en 2025, lo que se traduciría en 150,000 niños más en situación de pobreza. 

Los aranceles impuestos por el gobierno podrían aumentar los precios de los bienes, erosionando el poder adquisitivo de los consumidores y contribuyendo al crecimiento de la pobreza. La cancelación de programas federales, como los subsidios para guarderías, afectaría a unos tres millones de niños cuyos padres o madres podrían abandonar sus trabajos. Finalmente, la falta de vivienda, puede llevar a la erosión de la seguridad económica de los hogares. 

Lo sucedido en EEUU se repite al otro extremo del continente, donde el experimento Milei en Argentina, deja un balance desastroso de acumulación de riquezas en pocas manos, que son rápidamente canalizadas al exterior, a partir del coloniaje de las grandes especuladoras financieras sobre cada una de las acciones del gobierno.

El crecimiento de la pobreza y la indigencia resultan evidentes en el número de familias en situación de calle en los grandes centros urbanos; los datos oficiales -al igual que en EEUU-, no solo buscan maquillar las cifras, sino mentir abiertamente para hacer creer que políticas elitistas, de salvaje neoliberalismo y aplastamiento de programas sociales puede redundar en reducción de pobreza. La mentira pasa nuevamente a ser el arma política del gobierno.

Según datos oficiales, durante el primer semestre de 2025, la población argentina viviendo en pobreza llegó a 31,6%, una disminución de 21,3 puntos porcentuales (p.p.) respecto al primer semestre de 2024 y de 6,5 p.p. respecto al segundo semestre de 2024, donde había alcanzado 52,9% y 38,1% respectivamente (la comparación con el segundo semestre de 2024 es sólo como referencia porque metodológicamente sólo corresponde la comparación con semestres equivalentes). En el caso de la indigencia, el dato actual implicó una disminución de 11,2 p.p. respecto al primer semestre de 2024 (18,1%) y de 1,3 p.p. respecto al segundo semestre de 2024 (8,2%).

Sin embargo, estudios de instituciones como el Centro de Economía Política Argentina, cuestionan la metodología y parámetros utilizados. En primer lugar, la subestimación de la medición de la pobreza producto de la falta de actualización de la Encuesta Nacional de Gastos de los Hogares (ENGHo). Sospechosamente, el INDEC hace uso de la ENGHo 2004/05 cuando tiene disponible la realizada en 2017/18.

Un trabajo de la consultora económica Equilibra, señala la necesidad de realizar una corrección metodológica ante la subdeclaración de ingresos en la medición de la pobreza, y subraya el impacto que tuvieron, desde fines de 2023, las modificaciones introducidas en la EPH para mejorar la captación de ingresos.

Cuando esa corrección de ingresos se combina con la actualización de la Canasta Básica Total (que por sí sola eleva la línea de pobreza), se obtiene una estimación integral. El resultado final para el semestre octubre 2024 – marzo 2025 es una tasa de pobreza del 43,3%, que se sitúa 8,6 p.p. por encima de la oficial (34,7%).

Al mismo tiempo, otro elemento en común con los gobiernos de extrema derecha del continente lo encontramos en el abandono de la obra pública destinada a sectores vulnerables. Así, el Gobierno de Javier Milei dejó en el abandono a más de cinco millones de habitantes que residen en los 6.467 barrios populares del país (zonas de construcciones precarias), invirtiendo solo el 0,2 por ciento de lo requerido, condenando a miles de familias a seguir viviendo en la exclusión.

Lo mismo sucede en El Salvador. Datos de un reciente sondeo del Instituto Universitario de Opinión Pública (Iudop) de la Universidad Centroamericana (UCA) indican que para el 75,8 % de la población el principal problema es la economía.

Según datos de la Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples (EHPM) publicados por el Banco Central de Reserva y analizados por el Banco Mundial,

  • En 2019, al inicio de la primera presidencia (y única legal) del actual mandatario, el 22.8% de los hogares salvadoreños vivía en pobreza.
  • En 2024, esa cifra aumentó al 25.8%.
  • En términos de población, la pobreza pasó del 26.8% en 2019 al 28.4% en 2024. Más de 1.8 millones de salvadoreños vivían en pobreza en 2024.

Al mismo tiempo, fiel a las lógicas ultraneoliberales, la actual administración eliminó los fondos municipales (FODES), violando la Constitución, al tiempo que condenaba a los municipios a sufrir rezagos cada vez mayores en cuanto a desarrollo social.

Como sucede en los casos anteriores, los recursos destinados a erradicar la pobreza se redujeron. En El Salvador la caída fue de $25 millones de dólares durante los últimos seis años. ⁠Como consecuencia hay 200,000 nuevos pobres .

Estas políticas no son aisladas, van de la mano de la entrega del lucrativo mercado de la especulación inmobiliaria y zonas de enorme revalorización, a empresas extranjeras cuyo estímulo es la ausencia de impuestos y la inexistencia de requisitos  para el desarrollo de planes urbanísticos de alta gama, orientados al segmento más alto de la pirámide, el que ocupa el clan familiar en el poder, sus socios y amigos.

Para aceitar los mecanismos de entrega y explotación de los recursos del país, la dictadura colocó a un oscuro personaje que se ha lucrado de los dineros públicos desde los tiempos que gobernaba el FMLN. Hoy ocupa el cargo de director ejecutivo de OPAMSS, la oficina de planificación del área metropolitana de San Salvador.

Desde ese puesto clave, Luis Rodríguez se ha dedicado a asegurar la zona de alta plusvalía como el Centro Histórico de San Salvador a sus patrones y a inversores extranjeros, a los que abre puertas para hacer lo que les venga en gana, edificios de alturas inexplicables en zonas de alto riesgo sísmico, pasar por alto la obligatoriedad de estacionamientos incluidos en los nuevos desarrollos, o de contemplar el abstecimiento de agua sin afectar al resto de vecinos.

Acaba recibir por segundo año consecutivo el premio de funcionario del año, de la Revista Derecho y Negocios 2025, un equivalente al empleado del mes de cualquier hamburguesería, para quien más se esfuerce en asegurar las ganancias al patrón.

Emotivo encuentro entre fascistas y corruptos

Recientemente, el empresario mexicano Ricardo Salinas Pliego, dueño de Grupo Salinas y de la televisora TV Azteca, fue recibido por el presidente de El Salvador, con quien aseguró haber conversado sobre seguridad y justicia.

El magnate mexicano compartió fotografías del encuentro y aprovechó para lanzar fuertes críticas a su gobierno, al que calificó de “inepto y corrupto”.

El día de hoy estoy en el bello y seguro país de El Salvador, con mi amigo @nayibbukele, un verdadero capitán de barco que sabe navegar en todos los mares y dar resultados; no como los Gobiernícolas ineptos y corruptos que tenemos en México”, escribió Salinas Pliego en X

El empresario, quien enfrenta en México un adeudo fiscal de más de 74 mil millones de pesos ante el Servicio de Administración Tributaria (SAT), se declaró de extrema derecha y aspirante a incursionar en política; afirmó que si fuera presidente de México seguiría una estrategia similar a la de El Salvador, centrada en el combate a la delincuencia. 

Los fascistas del hemisferio se van juntando con especuladores de cripto activos para diseñar y financiar sus proyectos. La convocatoria del usurpador salvadoreño hizo gala de lujos más propios de monarquías petroleras que de un país tercermundista, al que pretende hacer olvidar su realidad a fuerza de luces led y propaganda engañosa.

Curiosa actitud del dictador, cuando quedó establecido en los compromisos con el FMI que abandonaría los criptoactivos, al menos en el terreno oficial; la continuidad del acceso a fondos de la multilateral quedó sujeta al cumplimiento de esos acuerdos.

Sin embargo, la semana pasada, cuando el Bitcoin cayó abruptamente hasta rondar los 80mil dólares, perdiendo todo lo ganado en el año, el dictador se volvió a burlar del pueblo salvadoreño (que es quien en realidad perdió todas esas ganancias) y anunció en tono festivo una nueva compra de Bitcoin. Habrá que ver la opinión del FMI acerca de su burla ante los compromisos asumidos.

Sin duda, está convencido que su relación con el ocupante de la Casa Blanca alcanza para reírse de pueblos e instituciones. Pero sabe que su futuro está encadenado como una soga a su cuello, al destino de Donald Trump; cuando comience su caída, y sucederá, se convertirá en la roca al extremo de la cuerda del cuello del salvadoreño.

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