Una cadena de acontecimientos que afectan al régimen

Desde la llegada a la Casa Blanca de la administración Demócrata resulta evidente la incomodidad del clan Bukele para encontrar la forma adecuada de relacionarse con los nuevos estrategas del poder imperial. 

El giro del electorado estadounidense tuvo consecuencias apreciables en esta porción de Centroamérica, despreciada en su narrativa por Donald Trump pero profundamente ligada a la forma de hacer y ver la política que tienen el ex presidente de EEUU y el actual mandatario salvadoreño.

La manifestación de la dificultades se expresaron en contradicciones abiertas con miembros del Congreso estadounidense, y también en la incapacidad de Bukele  para encontrar caminos de acceso directo a los altos personeros de la Casa Blanca.

Las contrataciones de empresas de cabildeo con crecientes gastos a cargo del Estado salvadoreño (un estado prácticamente quebrado, por cierto, pero que lleva invertido hasta el momento en esos cabilderos cerca de 2 millones de dólares),   siguen sin demostrar que hayan modificado favorablemente la posición de San Salvador en Washington. Lejos de ello, la inclusión de la administración Bukele como un narco-gobierno, la escalada en las disputas con los congresistas, la advertencia desde el mismo Congreso de considerar ciertas actitudes como amenazas a la seguridad nacional de aquel país, y el accidentado viaje del enviado presidencial Zuñiga a El Salvador, con el ya conocido desplante presidencial, parecen todas piezas de un mismo rompecabezas que se podría titular Lista Engel.

En efecto, desde que se conoció que la ya famosa lista incluiría destacados funcionarios del actual gobierno, ya sea por corrupción como por lavado de dinero, toda la aparente solidez de un régimen con una incuestionable popularidad (aunque con una muy cuestionable forma de haberla logrado y, posiblemente, con una duración mucho más breve de lo que podría haberse supuesto al calor de los resultados electorales), empezó a mostrar signos de debilidad y de búsqueda de acomodo ante situaciones que van poniendo a Bukele y su clan a la defensiva. En las últimas horas un nuevo elemento negativo se suma a los anteriores: la lista Engel podría incluir violadores de DDHH, y en esa categoría caerían los casos denunciados y documentados durante la cuarentena, con los encierros obligatorios, los acosos y detenciones ilegales, los cercos militares, entre otros.

Relevos forzados

A partir del 28F,  y ya con el resultado electoral obtenido, los cambios en el gabinete, sin anuncios previos, casi a escondidas, fueron apareciendo sorpresivamente, a la vez que resultaban casi invisibilizados por el aparato propagandístico gubernamental.

Destacan de entre los relevos, el de Pablo Anliker, del ministerio de Agricultura, no solo porque resultaba evidente que sus malversaciones, el abierto descaro en el uso discrecional de fondos, sin ningún tipo de transparencia o acceso al escrutinio público, y la aparición de cajas de alimentos con sellos del gobierno de El Salvador en México, sumadas a las reiteradas versiones acerca de las relaciones del propio Anliker con el cartel de Sinaloa, lo ponían claramente en la mira de las agencias anti-corrupción y antidrogas de EEUU.

El descaro del grupo Bukele para blindar a los suyos  se demostró rápidamente con la reasignación del propio Anliker como segundo al mando (Viceministro) del mismo ministerio que había dirigido hasta una semana antes(!!!) La impunidad siguen siendo parte esencial de este grupo de poder ascendente, al menos con aquellos que muestran y demuestran su lealtad.

Esto nos lleva al segundo caso, relacionado con el relevo del hoy ex ministro de Seguridad, Rogelio Rivas. Un funcionario que, en apariencia, había demostrado éxito en la implementación del publicitado Plan de seguridad conocido como Control Territorial. Al mismo tiempo, es conocido que Rivas había eludido el pago de impuestos durante 8 años en los que actuó como funcionario público en diversas áreas, sobre todo municipales, pero siempre muy cercano al actual presidente Bukele.

Sin embargo, mientras a Pablo Anliker, el clan Bukele parece blindarlo, sin importar las burdas formas en que lo hace, en el caso de Rivas, la actitud resulta diametralmente opuesta. Queda libre de funciones y prerrogativas, y por lo tanto vulnerable a cualquier causa judicial que pudiera abrírsele.

No parecía haber razones que explicaran la diferencia de tratamiento por parte del régimen, hasta que una investigación de El Faro conocida este fin de semana apuntó claramente a razones relacionadas con aspiraciones políticas  presidenciales de Rivas, no avaladas ni consentidas por un clan que resulta tan benigno con sus incondicionales como implacable contra cualquiera que no muestre lealtad absoluta.

El hecho, mas allá de causar revuelo político en círculos, tanto del oficialismo como de la oposición, parece mostrar también como en apenas dos años se ha montado desde CAPRES y la oficina estatal de inteligencia (OIE)  un entramado de vigilancia y contrainteligencia, que no parece destinado a evitar el cometimiento de delitos a costa del tesoro público, es decir a costa del dinero del pueblo, sino más bien a controlar efectivamente a cada uno de los personajes bajo su tutela o influencia. De tal modo que en el momento que sus acciones contradigan las decisiones del clan, la represalia será segura y dolorosa.

Rivas pasa hoy a ser uno de los prescindibles, y con él toda una caterva de seudo comunicadores y depredadores de los fondos públicos, que a fuerza de montajes y ataques salvajes desde troll centers, manipulaban a la opinión pública para denigrar y difamar opositores, al tiempo que levantaban artificialmente la imagen de quienes los financiaban.

Según se sabe,  la lista Engel puede que traiga más nombres del actual gabinete; entre ellos aparecería el ministro de Salud,  Alabí,  el de Hacienda, Zelaya, demás de algunos comisionados o funcionarios de gabinete. Se insiste que algunos de los hermanos Bukele también estarían incluidos en esa lista.

Nula capacidad diplomática

Esta semana, en una entrevista televisiva, el Padre Andreu Oliva, de la UCA, subrayaba la extrema incapacidad demostrada por este gobierno en el manejo de sus política exterior. Las evidencias le dan la razón.  La crisis migratoria y la situación de los salvadoreños residentes de manera irregular en EEUU, podrían haber sido temas centrales con los que buscar acercamiento en las líneas de análisis con los personeros demócratas. Sin embargo, Bukele prefirió públicamente criticar todo el plan de la administración Biden, abandonando la pleitesía y subordinación ofensiva y hasta de mal gusto, que había mostrado pocos meses atrás para con la política racista de Trump.

Tampoco es de olvidar la profunda crisis financiera que vive El Salvador, endeudado en niveles jamás conocidos por un gobierno en menos de dos años; un gobierno que hoy recurre al FMI y otros mecanismos multilaterales casi sin opciones para negociar, lo que lo obligaría a aceptar  con sumisión las condiciones leoninas que suele establecer el FMI.

Las medidas anunciadas respecto del FODES, reduciendo el porcentaje establecido para las alcaldías, y recortando radicalmente el uso de fondos por medio de una arbitraria centralización de las obras municipales, que pasan a la esfera ejecutiva, no son sino acciones de ajuste estructural que no solo revierten el avanzado proceso de descentralización y autonomía municipal, sino que aseguran con ello la reducción de la planilla municipal en todo el país, y la gradual privatización o potencial tercerización de servicios actualmente prestados por las alcaldías.

No es  de olvidar tampoco la forma en que está siendo afectada la economía familiar salvadoreña con la incesante suba de tarifas de servicios como el agua, la electricidad, el gas y el  combustible, que ya han producido profundos desniveles en la canasta familiar. Sumado a esto el desempleo, la incapacidad de recuperación de inversiones y la escasa generación de nuevos empleos, está llevando al país a una situación de grandes desequilibrios y alta vulnerabilidad social.

Solo las remesas provenientes de EEUU parecen estar creciendo y resultan el clavo ardiendo al cual se aferra el presidente del BCR cada vez que enfrenta las cámaras para mostrar algún perfil optimista hacia el futuro.

En estas circunstancias, el peligro de migraciones masivas se incrementa, y ante ello las criticas relaciones con EEUU empiezan a tomar una nueva relevancia.

Otro factor que acecha al conjunto del pueblo a partir de la profundización de la crisis, es la delincuencia, que se está disparando nuevamente por más intentos de ocultarlo que realice la actual administración. Las manifestaciones más claras hasta el momento, según cifras oficiales citadas por la prensa, se reflejan en la desaparición de personas y en los homicidios, cuyas víctimas en todo el año 2020, en un 70% no pertenecían a grupos criminales como pandillas.

Todo ese panorama social, diplomático, económico y político, muestra a un gobierno que gradualmente empieza a dar señas de debilidad y de actitudes defensivas. 

Una forma de mitigar la situación, recurriendo a lo que para la administración Bukele es un golpe seguro (el efecto publicitario), pareció encontrarlo en la vacunación masiva. Tras anuncios en cadena nacional “inaugurando” un pomposamente denominado mega centro de vacunación, cuando en realidad se trata de una burda rebaja de su anuncio durante la pandemia, de la construcción de un hospital gigantesco y ultra moderno, dotado con todo lo necesario para el tratamiento de pacientes  COVID. Aquel proyecto se quedó en no más que un amplio recinto poblado de mesas y sillas de pobre calidad para alojar a miles de personas que recibirían su dosis.

Pese a la puesta en escena en cadena nacional presidencial y en prime time de domingo, lo que los medios registraron al día siguiente fueron enormes aglomeraciones, con largas colas de ancianos bajo un sol despiadado que esperaban estoicamente ser trasladados al famoso mega centro de inmunización.

Una vez más, esta administración demostró que sabe vender ilusiones pero que es incapaz de enfrentar la realidad con un plan trazado más o menos científicamente.  A lo largo de la semana fueron reorganizando las cosas, pero ya empieza a salir a luz un nuevo caso de uso arbitrario de fondos para favorecer círculos empresariales de amigos.

En efecto, en círculos médicos no tomados en cuenta por el ministerio de salud, se cuestionó el hecho de que existan centros de salud comunitaria en todo el país, que se haya gastado además unos 5 millones dólares en la construcción de cabinas de vacunación contra el COVID en todo el país y, sin embargo, se recurriera a concentrar a los pacientes en centros comerciales y otros puntos, para luego ser trasladados a los centros de vacunación. La lógica de llevar el paciente a la vacuna no tenia sentido frente a la más natural de que la vacuna llegue al paciente. Sin embargo, al ver que flotas enteras de microbuses, exclusivos para el transporte de estos  pasajeros, de manera constante desde los puntos de embarque a los centros de vacunación y de regreso, despertaron de inmediato la sospecha de nuevos negocios fáciles para aquellos cercanos al poder.

Muestras de lo que se viene

La vacunación avanza, como también lo hace la crisis y la inestabilidad social. A 15 días de que tome posesión la nueva asamblea legislativa y con ella el poder casi absoluto recaiga en Nuevas Ideas, las expresiones de intolerancia, venganza, represalias y acoso contra toda forma de oposición se manifiestan de todas las formas posibles; como ejemplo lo expresado por el próximo presidente del Legislativo, ante la crítica a la lentitud del proceso de vacunación: 

Detengan todo: que dice LPG que hasta la comunidad internacional se equivoca con el éxito del proceso de vacunación. Ya no escriben. Ladran. Ya no hacen periodismo. Escupen. Hay que tratarlos como lo que son. Pronto entenderán”, publicó en su cuenta de Twitter, Ernesto Castro.

Otra forma es la adoptada por el conjunto de la bancada cyan cuando retiró sus credenciales ante el TSE. Lejos de ofrecer, como es costumbre, declaraciones a la prensa, optaron por despreciar a los informadores y negarse a dar ningún tipo de declaraciones. Y para hacer más evidente la dependencia directa con el Ejecutivo, allí hacia gala de “autoridad”, quien no debería tenerla en ninguna caso, el secretario de comunicaciones de casa presidencial, indicando a todos los próximos diputados que nadie debía dar declaraciones.  Una pincelada del legislativo que espera al pueblo salvadoreño. Otro ejemplo, del propio Ernesto Castro, hace pocos días, al anunciar que no habría ningún nivel de comunicación con la asamblea saliente porque, según NI, “no hay nada que hablar con corruptos”.

Sin embargo, también en 15 días, se conmemora el 1 de Mayo, y mientras Bukele y su partido preparan su show lejos de la Asamblea Legislativa, las organizaciones de trabajadores que no han sido cooptadas por el populismo fanático y de derecha, se preparan para marchar una vez más con sus banderas, sus reivindicaciones y su determinación de lucha.

Sin duda, la fuerza de ese bloque popular, donde ha de estar el FMLN y las organizaciones que se consideren de izquierda y populares, será el punto de medición desde el cual partir, un indicativo de las fuerzas conscientes, que saben que el enfrentamiento al poder autoritario es indetenible, como debe serlo también el proceso de acumulación de fuerzas, al que se irán sumando en el futuro diversos sectores desengañados, desgajados del falsamente frondoso árbol de la nueva derecha neoliberal, a medida que sus promesas no puedan ser cumplidas, su publicidad manipuladora no pueda seguir ocultando la verdad, y la crisis económica golpee cada vez con más fuerza a las clases trabajadoras.

Entonces, mientras el régimen acudirá como siempre a la fuerza armada y policial, el pueblo recurrirá a su historia y su memoria, a la lucha en la calles, en los barrios, en los centros de trabajo y estudio, ahora también en las redes sociales, y tendrá, como siempre, a sus mejores hijas e hijos a la cabeza de cada una de esas luchas.

El partido FMLN debe preparase y fortalecerse para ello. Resolver sus conflictos internos con una profunda definición hacia el retorno al rumbo revolucionario y hacia el socialismo; con una inquebrantable unidad en la acción, que garantice el cumplimiento de los objetivos. Asegurar que el destacamento de militantes del FMLN esté en todo momento en profunda ligazón con las diversas formas organizativas de nuestro pueblo es una tarea de todos los días.    

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