Superado ya el espacio de balance de los dos años de implementación del régimen Bukele en El Salvador, quedan en el horizonte varios temas de seguimiento, entre ellos: la evolución de las relaciones internacionales, en especial con los EEUU; las consecuencias del problema creciente de la crisis económica y del endeudamiento incontrolable; y finalmente los primeros pasos hacia la construcción de una oposición ciudadana al régimen.
Por otra parte, algunos temas de interés en el contexto latinoamericano se desarrollan en estos momentos y debemos siempre tender una mirada hacia esas luchas de pueblos hermanos que tienen de una u otra forma influencia en nuestra realidad, tales los casos de las elecciones en México y Perú o la continuidad de la crisis en Colombia
Complejas relaciones internacionales
La semana pasada, después de abiertas contradicciones y mutuas declaraciones públicas entre el gobierno de los Estados Unidos a diferentes niveles, y el presidente de El Salvador, como consecuencia de la política de tierra arrasada aplicada por este último respecto a todas las normas institucionales y/o constitucionales, violaciones a derechos ciudadanos de todo tipo y control ilegítimo de diversos órganos de Estado, llegó a El Salvador la encargada de negocios Jean Manes, el mismo día que Bukele y su grupo celebraban el segundo aniversario de mandato.
No resultó casual ni su llegada ni su presencia en el Salón Azul del Congreso ese mismo día, como una señal que, lejos de ser de apoyo y acompañamiento político, era una muestra de que el principal socio comercial del país y, por sobre todas las cosas, la representante del centro imperial donde residen 3 millones de salvadoreños, ponía sus ojos sobre cada acción y palabra de un presidente que había dado demasiadas señas de descontrol e irrespeto a las normas internacionales de una democracia burguesa obligada, en todo caso, a mantener y guardar las formas en su estilo de gobierno, afin de evitar desestabilizaciones incómodas para quienes pretenden controlar la región a su antojo.
No se trata pues de un actitud anti-imperialista del inquilino de CAPRES, sino de una salida de tono de un subordinado. En ese sentido, la llegada de Manes no parece ser para imponer sanciones o “hacer crujir huesos”, políticamente hablando, pero sí para doblegar a un jefe de estado que no disimula su veta autoritaria y pone con ello en peligro los intereses imperiales en la región.
Las conflictivas relaciones entre Bukele y la administración Biden, sin embargo, muestran quizás más dificultades de las esperadas ante la ya conocida actitud de un desquiciado presidente que tiene por norma huir hacia delante, destruyendo lo que sea necesario con tal de imponer sus deseos, intereses y ambiciones.
No se trata sólo del caprichoso Bukele, sino del conjunto de personajes oscuros, peligrosos para la vida, quienes a golpe de impunidad son capaces de llevarse por delante a quien les resulte incómodo.
Tenemos en esta semana dos claros ejemplos, la detención del ex alcalde arenero Muyshondt, un personaje reaccionario que fue muy cercano al hoy presidente, pero que cayó en desgracia frente al círculo de poder que rodea a Bukele, incluida la mafia organizada desde el ministerio de Trabajo por el ministro Rolando Castro, y su control en el sindicato amarillo ASTRAM. El tema, como se sabe, sirvió al mismo tiempo para que Bukele siguiera avanzando en el desmantelamiento de cualquier institución destinada a controlar el uso de fondos públicos.
Tal fue el caso de la CICIES, organismo que se tornó incómodo en la medida que había puesto a disposición de la FGR, doce casos investigados de corrupción gubernamental. No fue para eso que el populista Bukele la había creado, como instrumento de manipulación mediática y persecución contra la oposición. Por eso, rompiendo una alianza táctica con Almagro y la OEA, que le había dado importantes réditos para cubrir y justificar acciones desastrosas, como la toma militar de la Asamblea Legislativa en 2020, desmonta la CICIES de un plumazo mediante una orden cumplida diligentemente por un fiscal general usurpador y servil.
Así, en un instante se archivan todas los casos de corrupción oficial y se elimina una pieza institucional que resultó finalmente incómoda. Aunque para desgracia del clan Bukele, la carta pública de la Secretaría General de la OEA, desnuda sus intenciones, detalla antecedentes y transparenta intimidades dejándolo en evidencia ante el mundo, nuevamente afectando el “órgano” más sensible del presidente, su ego. Muyshondt, por otra parte, además de ser excusa para las maniobras de Bukele, continuará procesado, para goce y disfrute de Rolando Castro y su mafia sindical.
Como vemos, este es un gobierno de delincuentes con actitudes criminales permanentes. Otro digno ejemplo es el ministro de Justicia y Seguridad, Villatoro que parece haber encontrado los límites a la libertad de expresión, situándola en cualquier publicación que no le guste a él o a su equipo de seguridad. Y como esta gente no tiene mayor contacto con las leyes, excepto por el hecho de haberlas violado en varias ocasiones, no tiene empacho en reconocer sus hechos en una entrevista radial: “Ministro de Seguridad dice dan seguimiento a periodistas por «apología del delito»
Es decir, que reportar homicidios, desaparición de personas, acciones del crimen organizado y las pandillas, o los detalles del bunker del ex policía, asesino serial convertido por la fiscalía en colaborador, aunque le digan “testigo criteriado”, resulta para esta gente un delito de apología.
Estamos además en junio, mes donde se anuncia que se daría a conocer la famosa lista Engel, que pondría en la picota nuevos nombres de destacadas figuras del gabinete salvadoreño por casos de lavado de dinero y corrupción. Al mismo tiempo la crisis migratoria sigue afectando no solo a los 3 millones de residentes salvadoreños en EEUU sino a sus familias en El Salvador, que ven con igual angustia que aquellos el anuncio de que el estatus de ciudadanía estadounidense, amplia y generalizada aspiración de la diáspora salvadoreña en el Norte, no será para los llamados tepesianos., cuyo estatus actual no seria tampoco renovado. Podría esperarse que el gobierno salvadoreño interceda antes los senadores para que pudieran abogar por sus tepesianos, pero da la casualidad que son esos senadores quienes han sido insultados y hasta amenazados por Bukele y su gente, tal el caso de la senadora Sandra Torres.
Una economía a la deriva
Mientras tanto, en este complejo panorama que, en ningún caso favorece intenciones inversionistas en el país, la economía salvadoreña continúa con su imparable tendencia a la debacle y la ruina.
Las reservas internacionales de El Salvador caen un 36.6% perdiendo así mas de 1400 millones de dólares comparado a marzo del año pasado. Así lo explican los especialistas:
“En el plazo de un año, las Reservas Internacionales Netas (RIN) de El Salvador han perdido el -36.6 % de su saldo. Según datos del Banco Central de Reserva (BCR), en marzo de 2020, las RIN ascendían a $3,867 millones y a marzo de este año eran de $2,447 millones, lo que equivale a una reducción de $1,416 millones.
La RIN son una especie de «cuenta de ahorro del país» con respecto a las operaciones económicas con el mundo en la que se registran las entradas (exportaciones, remesas, inversión extranjera directa, préstamos) y salidas (pagos por importaciones, por servicio de deuda a inversionistas, entre otros) de divisas. La diferencias entre entradas y salidas son las variaciones
En el caso de El Salvador, al tener una economía dolarizada, una ampliación del papel de las reservas es garantizar la misma dolarización, es decir, al no emitirse papel moneda se utilizan los dólares que vienen por pago de exportaciones, remesas familiares, turismo extranjero, préstamos internacionales, rentas y honorarios que vienen de otros países.
Al estar dolarizados, el Banco Central no tiene RIN propias, sino que maneja la Reserva de Liquidez (RL) de los bancos privados que operan en el mercado. Esto es equivalente a la parte de los depósitos que los bancos privados dejan sin utilizar para garantizar el pago de retiros de los clientes, la cual representa el 87 % de las RIN.
Si bien el aumento y disminuciones del saldo de las RIN es algo normal, pues depende de cómo se comporte el comercio internacional y el otorgamiento de créditos, en el caso de El Salvador este monto es el más bajo desde septiembre de 2012 y ha venido en una constante caída en el último año, a diferencia de la mayoría de países vecinos.“ (Reservas Internacionales de El Salvador caen -36.6 %)
Al mismo tiempo, los medios reportan que el pago de intereses por la deuda creció respecto del año pasado en $96.5 millones. Como decíamos en semanas anteriores, el empleo no se recupera como tampoco lo hacen las exportaciones y mucho menos la inversión. Al mismo tiempo, las secretas y dificultosas negociaciones parecen no haber llegado a puerto alguno con el Fondo Monetario, dificultando así la posibilidad del gobierno de superar su iliquidez por medio de un mayor endeudamiento con la banca multilateral, siempre previo paso por el acuerdo con el FMI, con el cual se estarían negociando $1.300 millones.
De tal manera que la marcada tendencia a la profundización de la crisis no ofrece mayores alternativas a la vista, excepto por alguna maniobra de manipulación mediática que pudiese distraer a la opinión pública de la catástrofe a la que día a día se acerca este barco a la deriva llamado El Salvador.
Y así, de la noche a la mañana, aparece como un prestidigitador el presidente de El Salvador en un video emitido durante una conferencia internacional sobre cripto-monedas para anunciar una próxima ley que otorgaría al Bitcoin categoría de moneda de curso legal en nuestro país. Primer país del mundo en hacerlo, tal como le encanta decir a Bukele acerca de lo que sea que haga su gobierno.
Una rápida investigación en publicaciones especializadas muestra la enorme vulnerabilidad que ofrecen este tipo de mecanismos, en particular por la facilidad con que se pueden utilizar para lavado de dinero, pagos y operaciones oscuras, y por su puesto, la altísima volatilidad de esta moneda virtual, que puede subir y caer de manera abrupta, y sin controles fiscales tangibles.
No es casualidad que ningún país del mundo haya implementado estas políticas mas que a título experimental. Sin embargo, en un El Salvador desesperado, con un gobierno prácticamente en quiebra, con la casi totalidad del PIB comprometido al pago de deuda pública, la maniobra del anuncio hecho por Bukele el fin de semana puso a sus adeptos, como es costumbre, a justificar y avalar cualquier cosa, centrando la atención en el tema. Milagrosamente temas como la inseguridad, la judicialización de casos de opositores políticos y la crisis misma, pasa a un segundo plano, de manera efímera y temporal.
Primeros pasos hacia la construcción de un frente social de lucha
Este domingo 6 de junio, con unos primeros pasos quizás tímidos, pero pasos al fin, diversos sectores de la oposición demostraron por fin una inicial medida de protesta pública y callejera contra el régimen de Bukele y su clan.
Bienvenida la acción de una sociedad civil acosada, amenazada, gradual y crecientemente perseguida por un gobierno autoritario a cargo de matones sin escrúpulos, que a lo largo de estos dos años, y merced al discurso de odio del presidente, a la agresiva voracidad de los aparatos de redes sociales al servicio del gobierno, a la persecución física a cargo de elementos civiles y policiales, a los seguimientos electrónicos ilegales a cargo de factores de la inteligencia sionista, o el uso de criminales organizados en pandillas como factores atemorizantes, junto a la siempre presente posibilidad de la represión institucionalizada, había logrado adormecer o atemorizar a sectores que solían ser activos en defensa de derechos propios y ajenos.
Hoy, emulando una vieja consigna de campaña, podría afirmarse que la lucha empieza a vencer al miedo. Este domingo el mundo de las ONG, de las organizaciones sociales, de la academia, de las iglesias, de los DDHH y también de partidos políticos, aunque sin colorido identitario han salido a la calle, en modesto número pero realizando una acción política de envergadura porque constituye la primera, es de esperar que de muchas, en un movimiento pacífico creciente de oposición desde la calle, ámbito natural del pueblo y sus expresiones.
Dos días después, este vez en defensa del agua, el pueblo vuelve a marchar por las calles, hoy en mayor número que la del domingo e igualmente alegre y reivindicativa, demostrando en cada caso algo EXTRAORDINARIO: que sectores ciudadanos van venciendo el miedo, y trasladan su frustración, enojo, reclamos, aspiraciones a las calles. Estas acciones no tienen más que un rumbo posible, la continua acumulación, el crecimiento de lo pequeño a lo grande, conscientes de una verdad: la lucha es contagiosa. Y este pueblo está ávido de ser contagiado con otro virus, con el que moviliza y genera conciencia y confianza, demostrando que una cosa son los troles pagados en las redes del bukelismo y otra la efectiva manifestación de fuerza social organizada para la lucha. Esa pertenece sin duda al pueblo y no al oficialismo. Sucedió así en Chile y en Colombia; sucede cada día en otros puntos del planeta, y todas estas manifestaciones tienen el común denominador de movilizarse por sus propias reivindicaciones, y su ejemplo contagioso avanza la organización y la lucha, atrayendo en el acumulado a nuevos sectores a incorporarse.
Elecciones y esperanzas
Mientras en Colombia el Comité de Paro persiste dignamente su lucha enfrentando las balas asesinas, y se mantiene firme, hoy retirándose nuevamente de la mesa del diálogo, demostrando que ya no se trata de aquellas masas a las cuales la derecha oligárquica engañaba vilmente con negociaciones y promesas jamás cumplidas, sino de elementos conscientes en lucha, que conocen y reconocen su historia, y ya no cae en las mismas trampas de aquella misma derecha rastrera. Esa Colombia en lucha, que sin duda merece una paz justa, pero también la solidaridad permanente de los pueblos del mundo, es también ejemplo para El Salvador.
En otros espacios del continente, en México y Perú, dos países de una enorme importancia geoestratégica se definieron en un mismo día, procesos electorales de distinto signo. En México, se trató de unas mega elecciones, con 93 millones de votantes, que debieron elegir a sus 500 legisladores, definir las conducciones de 16 gobernaciones, además de producirse elecciones municipales en todo el país.
En un escenario de violencia sobre todo relacionada con la narco-política, mas de 80 candidatos y candidatas fueron asesinadas durante la campaña, entre ellos al menos 22 mujeres. Otro número muy alto de personas sufrieron atentados, secuestros, presiones de todo tipo, para renunciar a sus candidaturas, entre otras ilegalidades.
Sin embargo, en medio de esta situación, más de 48 millones de ciudadanos ejercieron su derecho al voto, venciendo cualquier temor, sin que se registraran mayores incidentes violentos el día mismo de las elecciones, aunque se registran algunas denuncias de robo de urnas y otros altercados En cualquier caso, la ciudadanía ratificó el triunfo de MORENA y su coalición de izquierda, con su socio más fiable, el Partido del Trabajo (PT) y el Partido Verde, más a la derecha y menos confiable, pero que permitió en este caso una coalición que garantiza mantener el control de la cámara de diputados (con un número mas reducido de escaños) pasa de 66% sumando a sus aliados, a 55% (en coalición). También la izquierda ganó 12 de las 16 gobernaturas en juego. El punto negativo, finalmente para la izquierda es la seria derrota en la Ciudad de México, que deja en manos de la coalición de derecha (PAN, PRI, PRD) la mayoría de alcaldías de una ciudad tradicionalmente de izquierda y cuna del “morenismo”.
En cuanto a Perú, en un final que llaman de infarto se estaría definiendo la presidencia a favor del maestro Pedro Castillo por una cuantos miles de votos, frente a la ultraderechista Keiko Fujimori. Un triunfo de un enorme importancia para Perú y para la región. Sin embargo, y sin demeritar el enorme esfuerzo, es necesario considerar como queda el Perú con este resultado. Dividido al 50% en partes iguales, lo que no parece augurar estabilidad alguna para una cierta gobernabilidad, lo que puede anticipar una debilidad institucional que ojalá pueda ser superada con alianzas y acuerdos inteligentes, que no comprometan el fondo del programa de gobierno del maestro Castillo, que evidentemente tendrá muy difícil cumplir su primer promesa, el llamado a una constituyente.
En todo caso, es una luz en el camino de un proceso latinoamericano que, sin abandonar las luchas, se encuentra aún lejos de avanzar (hacia) o de alcanzar los niveles de dos décadas atrás.